Cuando hace unos meses empezamos a desarrollar la idea que daría paso al proyecto dDialoGa, nos acercamos intuitivamente al sector de la Economía Social, para nosotros era un ente abstracto, atractivo pero algo utópico, quizás un puntito pasado de moda frente al auge de las start-up. Pero estamos contentos con la elección ¿Qué nos ha hecho elegir la Economía Social como modelo de empresa frente a otras más habituales?
Parece que lo que lo que intuíamos es cierto. La Economía Social ofrece muchas ventajas a los nuevos emprendedores, y no sólo la de apostar por un modelo diferente al que en estos años está dejando sus debilidades al aire:
- Las personas lo primero: en un proyecto desarrollado desde el prisma de la economía social el concepto central es la persona. Puertas hacia dentro, la organización es democrática y horizontal; no hay cadena de mando, sino reparto de tareas y consenso. De puertas hacia fuera, el objetivo no es la acumulación de riqueza monetaria sino resolver las necesidades de los clientes.
- Negociación y diálogo: la toma de decisiones en la economía social no depende de la aportación económica o del puesto que ocupas, sino de tu capacidad de negociación y de la generación de consensos. Vales lo que puedes aportar, si eres capaz de convencer y negociar con otros y a la vez estas abierto a nuevas opiniones y visiones, entonces tu futuro esta en la economía social.
- Talento y nuevas incorporaciones: El talento es un valor para cualquier empresa, eso está claro, pero hay varios tipos de talento y hay diferentes formas de aprovecharlo. La estructura horizontal de este tipo de empresas permite que cada uno aporte allí donde es valioso y que participe en la estrategia global de la empresa. Además, la horizontalidad de la nueva estructura permite aprovechar tanto el talento del fundador como el del recién llegado.
- Interés mutuo: en nuestro caso este punto es un pilar básico, nuestro proyecto se basa en complementar las capacidades personales de cada uno de los miembros del equipo. Entendemos que el proyecto sólo es viable si además convertimos a nuestros clientes en «compañeros de viaje» con quien compartimos valores y la necesidad de comunicación de ideas y productos.
- Solidaridad y responsabilidad: uno de los principales errores de las empresas tradicionales, que se traslada a las start ups, está en el uso de organigramas rígidos, que no son capaces impregnar de la la tan manida innovación de sus productos a su propia estructura y a su modelo de negocio. Por eso, desde aquí os invitamos a los emprendedores a que llevéis la innovación a un nivel más allá, vuestra propia organización.
- Autonomía e independencia: lo que sueña cualquiera que quiera montar su propio proyecto ¿no? En el caso de la economía social se hace realidad a través de mecanismos propios de financiación al margen de las rutas habituales. Ejemplos como Coop57 o Fiare muestran como financiar un proyecto desde la confianza, pero con rigor y responsabilidad.
- Beneficios: Al final el objetivo de una empresa siempre es obtener beneficios, en nuestro caso también. La diferencia frente a lo que marca la teoría económica más clásica, y el concepto aplicado en la Economía Social se basa en evitar la definición exclusiva de beneficio como riqueza monetaria. Si sabemos ver que la rentabilidad de una empresa no está solo en los beneficios materiales, sino también en los beneficios materiales para el cliente o para la sociedad o en beneficios personales como: programas formativos, la mayor facilitación de la conciliación laboral o la realización profesional de trabajar en un proyecto en el que estás implicado al cien por cien.
Como ves tenemos muy claro que somos y queremos ser economía social, y si crees que tu proyecto es justo, que puede crecer compartiendo sus responsabilidades con otros, si valoras tu independencia y quieres contribuir a un índice de felicidad más alto, entonces la Economía Social también es para ti.